martes, 11 de noviembre de 2014
lunes, 5 de mayo de 2014
lunes, 21 de abril de 2014
jueves, 10 de abril de 2014
lunes, 31 de marzo de 2014
Mis memorias de grado "Cuando la realidad es irreal"
Fragmento de mis memorias
¿Por qué me metí a hacer arte?
A veces me
pregunto y me preguntan ¿Por qué te metiste a hacer arte? [i] Y al tratar de responderme me doy cuenta que
no hay una única respuesta a esta cuestión.
Me metí a hacer arte porque es de locos y ser loco debería ser una profesión, porque todo el
mundo dice que voy a morir de hambre, pero de algo hay que morir, porque no fui
capaz de pegarle a alguien que se lo merecía, porque no encajo en un
restaurante de lujo, porque no le digo a mi madre y a mi padre lo mucho que los
amo, porque quien maltrate a un animalito no debería vivir, porque no me
enfrenté a un profesor que dijo que el arte es solo concepto, porque me deje
ganar la silla en el metro, porque siempre es mejor el libro que la película.
Me metí a hacer arte porque no se pelear, porque no tengo oficio ni beneficio,
porque soy diseñadora de profesión y artista por pasión, porque deseo vengarme
de los políticos y policías, porque nací, crecí y conocí el arte. Me metí a
hacer arte porque creo que es una manera de hacer fama y dinero, porque si lo
hace cualquiera yo también puede hacerlo, porque no se si existo realmente,
porque no soy buena para los números, porque no salgo en la tv, porque no quise
ser médica ni profesora, porque recuerdo el pasado pero no el futuro, porque
odio a la gente y quiero insultarla. Me metí a hacer arte porque necesitaba una
excusa para no trabajar, porque me hace sentir superior, porque siempre tengo
algo que decir, algo de que quejarme, algo que denunciar.
Me metí a hacer arte porque es la manera de
uno verse el alma, porque tengo los dientes torcidos y no puedo sonreír en las
fotos, porque odio las multitudes y caminar detrás de gente despaciosa, porque
vivo con sueño y sueño con cumplir mis sueños, porque todos los feos son
artistas o asesinos y no soy capaz ni de matar una mosca, porque para ser
artista hay que estar loco, porque tengo miedo de tener una vida común, porque
a veces sólo tomo decisiones estúpidas, porque no quiero tener hijos, porque me
gustan más los cachorros que los niños, porque no soy fotogénica pero se
ilustrar, porque no tengo dinero, porque vivo en un estado de desorden
creciente, porque no hay emociones, porque en mi casa no hay tele y la radio se
averió, porque el vecino es inalcanzable, porque tengo miedo a lo real y por
eso evito los espejos.
Me metí a hacer arte porque lo bueno siempre
es malo, porque es mejor visto matar al autor que robar derechos de autor,
porque odio cuando las personas se deshacen de los animales como si fueran
objetos, porque amo a un hombre y éste ama a otra, porque para hacer arte hay
que escribir, para escribir hay que leer, para leer hay que salirse de la
realidad y para ser irreal se debe ser artista, porque nadie sabe como me
llamo, porque soy dispersa, porque no hay ilusiones ni luz al final del túnel,
porque no soy social pero para eso tengo las redes sociales, porque mi mente
esta loca, porque no tengo valentía para saltar, porque no quiero el esposo feo
que merezco, porque tengo miedo de morir sin haber sido “alguien”, porque no
tengo amigos ni fortuna, porque no quiero crecer, madurar, ni mucho menos
ahorrar para mi vejez, porque no quiero tomarme la vida en serio, porque sí,
porque me atasco entre una y otra intención, porque mi verdadera realidad es
irreal. No es que me disguste la realidad, es sólo que prefiero la irrealidad.
Me metí a hacer
arte porque me sirve para soñar lo que deseo. Lo bueno es que después de
hacerlo me siento irreal, pero nada ha cambiado, todo sigue en su sitio. Lo
bueno es que el arte cura mis instintos asesinos, aunque matar un torero sigue
siendo mi objetivo utópico. Lo bueno es que el arte sirve para vivir en mi
mente. Lo malo es que el arte lo han convertido en puro discurso conceptual.
Me metí a hacer
arte para ser parte del mundo de los imaginarios, para ser un ser real que
insiste en ser irreal, para no despertar y seguir siendo imaginaria, porque
imaginar es mentirme, porque la realidad es lógica y plana, me metí a hacer
arte para darle color a mi vida, porque el arte me da una verdadera vida y así
es como funciona. Me metí a hacer arte para dejar de sentirme oprimida por el
contexto pero terminé oprimida por el concepto.
Me metí a hacer
arte porque busco crear mi realidad a partir de otra ya existente que idealiza
mi cotidianidad, porque sin arte la vida resultaría muy árida, porque juego con
la percepción, la locura, el yo animal y la felicidad subjetiva. Me metí a
hacer arte para mostrar lo irreal como algo cotidiano y común.
Me metí a hacer
arte para darme cuenta que amo hacer arte, que mi vida sin arte no es vida, me
metí a hacer arte porque me creo real, porque a través del arte creo mi
realidad en un mundo paralelo hecho de animaciones y personajes basados en mi
propia vida como artista, porque cada personaje tiene diversas personalidades e
identidades que interpretan temas tan cotidianos e irreales como la realidad,
me metí a hacer arte porque es una manera cotidiana de contemplar y
reinterpretar el mundo, me metí a hacer arte para dar a entender una historia,
una narración, un drama, una sátira, una metáfora, porque esto lo ha de intuir
el espectador. Me metí a ser real para sacar excusas con las que me justifico
cuando creo haber tomado la decisión incorrecta. Me meteré a ser real cuando
crea en el camino del aprendizaje, de la madurez, de la experiencia, la fe,
cuando crea que todo ocurre porque nuestro destino está prefijado, cuando ansié
soñar con aquella decisión que nunca tome y que pudo haberme cambiado la vida.
Me metí a hacer arte porque cualquier probabilidad me cambia, me transforma, me
hacer ser.
Me metí a ser
irreal porque la realidad es una puerta
a otro mundo, un lugar mental o espiritual que no puede ser definido ya que es
diferente para cada uno, me metí a ser irreal porque la irrealidad no juzga, no
predice, no predispone, no idealiza, no pretende, no engaña, sólo nos invita a
que seamos simples observadores.
Me metí a ser
irreal porque no puedo volver atrás, porque es difícil elegir, porque tengo que
tomar la elección correcta. Me metí a hacer arte porque mientras no escoja,
todo es una posibilidad. Yo me metí a hacer arte porque amo ser irreal.
[i] Basado
en la novela de Medina Reyes, Efraim, “Erase una vez el amor pero tuve que
matarlo” (2003). Colombia: Editorial Planeta.
viernes, 7 de febrero de 2014
jueves, 5 de diciembre de 2013
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